Es muy importante aprender a acariciarse y a dejarse acariciar. No se debe
concentrar únicamente en las zonas erógenas comunes, ya que su piel
está compuesta de una infinidad de puntos sensibles que deber descubrir
día tras día.
Acariciarse suavemente con sus labios y su lengua los lóbulos de las orejas,
continuando por el cuello, alrededor de su boca, la nariz y sus
mejillas. Continúe por su pecho, siguiendo lentamente sus curvas. Párese
en los pezones, chupándolos y lamiéndolos con dulzura. Siga deslizando
sus labios por la espalda, los costados, el vientre, la zona anal, la
zona interna, los muslos, la parte trasera de las rodillas, el ombligo,
los pies, etc...
También es importante morder de vez en cuando todas las zonas descritas
anteriormente pero siempre con mucha delicadeza y observando la reacción
de su pareja. Muchas personas disfrutan de estos mordiscos incluso
durante el acto sexual.
La estimulación por pellizcos es muy gratificante y se debe realizar a
través de gestos breves y simples, por todo el cuerpo de la pareja.
Normalmente se utilizan los dedos pulgar e índice de la mano, aunque
también es posible realizarlos con los labios. En ambos casos hay que
ser extremadamente delicado en su ejecución para así obtener el efecto
de excitación deseado.
Tipos de Caricias:
Cabellos El estímulo del cuero cabelludo produce un relax muy placentero al comienzo de la relación.
Orejas
El lóbulo de la oreja, la cavidad del pabellón auricular y la zona de
detrás de la oreja aumentan su sensibilidad durante la excitación
sexual, pero también como prólogo resultan muy sensibles a la
estimulación oral.
Ojos
Los nervios parasimpáticos de los párpados pueden ser estimulados con
algunos besos suaves sobre los ojos cerrados, produciendo una relajación
que hace más sensible la relación.
Boca y lengua
La sensibilidad de los labios aumenta con la excitación haciéndolos muy
sensibles al roce y la caricia de otros labios. La lengua permite un
juego activo con las diferentes zonas del cuerpo.
Nuca, cuello y hombros
Con las manos o la boca se pueden estimular estas zonas de especial sensibilidad produciendo los placenteros escalofríos.
Zona axilar y cara interna del antebrazo
La estimulación manual suave resulta placentera en esta zona, pero siempre
que se evite producir cosquillas. Como extensión de la línea mamaria
requiere una estimulación muy suave.
Dedos
Su receptividad nerviosa es utilizada continuamente para sentir las texturas, formas y rugosidades de las cosas. Esta sensibilidad los convierte en un medio muy adecuado para sentir el cuerpo de la pareja.
Parte interna del codo
De carácter secundario y muy lento tiene utilidad en combinación con otras zonas, pero no de forma independiente.
Cintura y cadera
Acariciando suavemente toda la superficie de estas partes se produce
una estimulación suave que puede combinarse con otras de mayor
intensidad.
Espalda
A los lados de la columna vertebral se localizan una serie de nervios que
pueden estimularse de forma muy efectiva por medio oral o manual,
siempre en sentido ascendente o descendente. Frente al hueso sacro
existe una zona más sensible que el resto.
Perineo
La zona comprendida entre los órganos genitales y el ano resulta sensible a la estimulación manual.
Ano
De gran sensibilidad tanto en el hombre como en la mujer, su estimulación sensibiliza toda la plataforma orgásmica.