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es un horror ver donde llega el ser humano en que nos hemos convertido  

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El costo humano de construir fábricas a bajo precio en Bangladesh

Fotografía: EFE Por Nazrul Islam y Doreen Fiedler (dpa) Dacca, 25 abr (dpa) – Rashida Begum trabajó en una fábrica de ropa en Bangladesh hasta que se derrumbó el miércoles sobre ella con “una explosión como la de una bomba”. “Traté de esconderme debajo de la máquina de coser y no sé cómo salí del edificio”, dijo en el hospital. Muchos de sus compañeros fueron menos afortunados en el derrumbe del edificio Rana Plaza en Savar, 25 kilómetros al noroeste de Dacca, la capital del país asiático. A medida que el número de muertos ascendía a 190, resurgieron preguntas acerca de la calidad y seguridad de los edificios en Bangladesh, donde las fábricas de ropa son el principal ingreso de exportación y los bajos costes son esenciales para mantener la competitividad en el país. El problema no es tanto la falta de regulaciones como el incumplimiento de reglas, sostienen los expertos. Los planos se firman sin siquiera ser vistos y los inspectores son sobornados, a veces con fatales consecuencias. Cuando las cosas van mal, los culpables rara vez son llevados ante la Justicia, explicó el director del Instituto de Estudios Laborales de Bangladesh, Sultan Uddin Ahmed. “Olvidamos rápidamente y aquellos que son responsables de los accidentes nunca llegan a la justicia”, dijo a dpa. Si el dueño de la fábrica Tazreen Fashon, donde 112 personas murieron en un incendio en noviembre, hubiera sido juzgado, su caso podría haber funcionado como un freno para los demás, señaló. La legislación laboral establece claramente en quien recae la responsabilidad por la seguridad de los trabajadores, pero nadie ha sido condenado por ninguna de las 450 muertes en incendios de fábricas en todo el país desde 1990, agregó el experto, lo que dejó una sensación de impunidad entre los constructores y gerentes. Otras 64 personas murieron cuando la fábrica Spectrum Sweater colapsó en 2005, también en Savar, y al menos 22 personas perdieron la vida cuando el edificio Phoenix Textile colapsó en 2006 en Dacca. Los costes son reducidos utilizando acero más barato para las vigas o mezclando el cemento para concreto con más arena, reveló un experto en desarrollo con muchos años de experiencia en Bangladesh. “Los recortes en los gastos son planeados desde el inicio. Y si un inspector debe ignorar algo, se logra con un poco de dinero”, contó. Este ahorro, combinado con la inexperiencia en la construcción, se traduce en edificios peligrosos, explicó. “Estoy sorprendido de que no colapsen aún más”. En su defensa, las autoridades argumentan que no dan abasto. El jefe de las autoridades de desarrollo de Dacca, Emdadul Islam, dijo que no hay suficientes profesionales para inspeccionar la seguridad de cada edificio. “Las autoridades locales no tienen ingenieros, inspectores o arquitectos para inspeccionar las normas de los edificios. Ellos sólo firman los planos. No hay nadie para asegurar que se cumplen las norrmas”, manifestó a los medios locales horas después del derrumbe fatal en Savar. La falta de control fue criticada por la Campaña Ropa Limpia, un grupo que lucha por dar a conocer las condiciones en las que se fabrica gran parte de la ropa de Occidente. El último informe del grupo condenó la falta de inspecciones en edificios y las condiciones de las fábricas en Bangladesh, y agregó que la corrupción y el nepotismo se han generalizado. En este caso ya se habían detectado grietas y aunque las autoridades habían advertido de ello, los propietarios de los talleres obligaron a sus empleadas a trabajar. La policía y las autoridades de Dacca presentaron sendas demandas contra el propietario del edificio y los de las fábricas textiles. Al propietario del inmueble, un líder local del partido gobernante, se le acusa de haber cometido fallos estructurales en su construcción y de haber utilizado material de poca calidad. Los empresarios textiles tendrán que responder por negligencia. El gobierno formó cuatro equipos para investigar lo ocurrido y el ministro de Interior, Khan Alamgir, prometió un investigación judicial.

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