Este pequeño animal se llama Turritopsis nutricula y es una hidozoa. Hasta aquí, nada del otro mundo, con la pequeña diferencia de que es el único animal inmortal.
La Turritopsis nutricula tiene la facultad de evolucionar de un huevo a pólipo y de ahí a un ser maduro, reproducirse y, después, regresar a un estado de pólipo debido a un cambio en su cubierta externa (un proceso llamado transdiferenciación), con lo cual engañan a la muerte, pues forman parte de una colonia y pueden volver a desarrollarse en individuos maduros las veces que sea.
El ciclo de vida de este ser es, pues, infinito, con lo cual pueden vivir eternamente mientras las condiciones ambientales se mantengan favorables.
A diferencia de las demás medusas (y del resto de los animales) "Turritopsis nutrícula" no muere tras alcanzar su estado adulto, sino que es capaz de «rejuvenecer», de regresar a su forma juvenil y repetir su ciclo vital hasta alcanzar una segunda madurez... y una tercera, y una cuarta, y así hasta un número de veces que es, según los científicos, potencialmente infinito.