Con tan sólo 13 años, Megan Meier fue víctima de una persona inescrupulosa que se dedicó a tomar venganza contra su frágil mente a través del Internet. Su historia y suicidio fue noticia en octubre del 2006, y acaparó los medios de comunicación de todo el mundo… Si alguien te preguntara qué hace tu hijo en el Internet, ¿podrías responderle sin dudas? Sólo sabes que tiene amistades de todo el mundo, que se pasa horas frente al monitor chateando, que utiliza el Internet para buscar el material para sus proyectos… Todo eso está muy bien, pero más allá, ¿qué más conoces? ¿con quienes se relaciona? ¿tienes acceso a sus páginas? ¿a sus blogs? Los jóvenes de ahora son tecnológicos y se nos hace más fácil tenerlos en casa. El problema estriba en que vivimos una vida muy ajetreada, pues nosotros también tenemos nuestro propio mundo y nos conformamos con saber que están bien y no hacen nada malo (????)… Antes nos quejábamos del tiempo que nos robaba la televisión y el trabajo fuera del hogar; ahora tenemos al ladrón del tiempo en casa. No hay que caminar mucho para atraparlo. Es Internet, que aunque es una bendición también es una maldición; de igual forma, la familia se separa: cada cual coge por su lado y aunque todos vivan en la misma casa, pasan los días y ni se hablan ni se ven, como si todos fuesen huéspedes en su propio hogar… Y es que con la llegada de Internet a nuestras vidas, pretendemos que se nos simplifique la vida, incluyendo la crianza de nuestros hijos. Tenemos una gran responsabilidad sobre nuestros hombros. No es tiempo de delegar en otros y en la tecnología lo que nos corresponde hacer como padres, madres o encargados de la crianza de nuestros niños. Tomemos conciencia de este mal que puede destruir a nuestra juventud… Tomemos el control de nuestras familias y reforcemos los lazos familiares hoy más que nunca. Gaviota Viajera