[Tienes que estar registrado y conectado para ver esa imagen]Cuento Irlanda – El espejo del almaComo sabiamente me decía mi ángel Tissie (abu materna), los ojos y la cara reflejan el alma de las personas.
Un noche de gran tormenta, nació una beba llamada Róisín (pequeña rosa). Sus padres al verla, decidieron quitar todo espejo que hubiera en la casa.
Róisín fue creciendo, y para que no se burlaran de ella; su madre con mucha paciencia le enseñó a escribir y a cocinar. Era una niña muy inteligente, disfrutaba cantando y bailando.
Un día fue al bosque, mientras caminaba todos los animalitos que vio a su derredor se fueron escondiendo al verla. Ella no le dio mucha importancia, recolectó flores para su madre y pequeños hongos que tanto le gustaba comer a su padre.
El tiempo pasaba y Róisín iba creciendo. Volvió a su querido bosque donde encontró un hermoso lago, allí se vio reflejada; tenía cabellos rubios y una cara de hada. De pronto el lago le habló diciéndole que, lo que se mostraba era su alma. Volvió corriendo contenta a su casa, para comentarles a sus padres lo que había sucedido.
Ellos se quedaron sorprendidos con lo que le había ocurrido. Aquella noche Róisín antes de dormir recibió la visita de una de sus hadas, con la que siempre hablaba antes de dormir. El hada para no herirla le dijo: “mañana ve al lago y nada dentro de él”; antes que te duermas vendré a visitarte.
Al día siguiente la joven fue al lago, y le dijo: “¿señor lago me permite entrar en sus aguas?, y este le contestó es tan pura tu alma, que lo que viste reflejado ayer en mi se convertirá realidad. Estuvo un buen rato sumergida en el, hablando del bosque, de su vida. Hasta que llegó el momento de que volviera a su casa.
Cuando llegó a su casa contenta entró cantando, sus padres le preguntaron quien era; dado sus facciones no eran ya las mismas.. Róisín sorprendida dijo: “padres soy yo ¿no me reconocen?”, la madre le contestó : “…hija tu alma pasó a verse en tu cara”.
Cuando llegó su hada aquella noche, llevó con ella un espejo; y le dijo a Róisín: “llegó el momento que veas tu rostro”, así lo hizo. El lago era encantado. Al día siguiente resplandecieron todos los espejos, que su madre y padre habían guardado por tantos años.
Cuentos de mi autoría (Marcela Ciaffone Kenny)